"Desde el cielo, el Señor sonríe de contento, porque era esto lo que Él quería, que cada uno tuviese en sus manos la responsabilidad de su propia vida. Al fin y al cabo, había dado a sus hijos el mayor de todos los dones: la capacidad de escoger y decidir sus actos." (p. 186)
"Un niño siempre puede enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquéllo que desea.
En cuanto de hadas, las princesas besan a sapos que se convierten en príncipes, en la vida real, las princesas besan a príncipes que se convierten en sapos.
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